¿Qué imagen merece ser impresa?

A pesar de las oscuras amenazas que se han lanzado al medio impreso, ni el telégrafo, ni la radio, ni la televisión, ni Internet acabaron con él. La revolución digital e Internet quizás haya acabado con los periódicos, pero la tinta sigue corriendo por los libros físicos, que gozan de muy buena salud. Aunque la inmensa mayoría de las fotografías que se producen hoy son digitales y en muy pocas ocasiones se llegan a imprimir, en determinados ámbitos de la fotografía contemporánea han florecido movimientos como el del fotolibro que, con la ayuda de Internet, han revalorizado el papel sin que la copia impresa haya dejado de tener su presencia en museos, colecciones y ferias. Los soportes impresos conviven con dispositivos y herramientas como las proyecciones, las pantallas o las impresiones en todo tipo de materiales tridimensionales que acercan la fotografía a lo escultórico y/o instalativo. En este nuevo escenario hibridado, el medio impreso ha perdido su posición predominante pero al mismo tiempo ha adquirido un nuevo estatus; nuevas connotaciones se han sumado a aquellas que la modernidad propuso. Por todo ello hoy nos preguntamos:

¿Qué imagen merece ser impresa…

… teniendo en cuenta su impacto medioambiental?
… desde la perspectiva fetichista de lo material?
… para que su mensaje esté presente también en el mundo físico?
… por su valor histórico?
… para permitir una lectura íntima y pausada ante el consumo inmediato de la imagen online?
… por su valor político?
… para detener el constante devenir de la imagen digital?
… para demostrar la cualidades formales y estéticas de lo impreso?
… por su valor económico?
… para que perdure en el tiempo?